♻️ Urnas biodegradables, coral y agua caliente: las nuevas formas sostenibles de decir adiós
- Redacción
- 29 oct
- 3 Min. de lectura

La conciencia ambiental ha comenzado a transformar también a la industria funeraria. Un sector tradicionalmente limitado a los servicios de inhumación y cremación ahora explora alternativas ecológicas que prometen despedidas más sostenibles. Desde urnas biodegradables y trajes fúnebres elaborados con hongos, hasta cementerios coralinos, hidrólisis alcalina e incluso el compostaje humano —ya legal en 14 estados de Estados Unidos—, las opciones buscan que la última huella en el planeta no sea de carbono.
En América Latina y el Caribe, donde el arraigo religioso mantiene las prácticas funerarias más conservadoras, los avances han sido más lentos, aunque expertos aseguran que es “cuestión de tiempo”.
La cremación tradicional, una de las prácticas más comunes, produce entre 160 y 245 kilos de carbono por cuerpo, dependiendo del tipo de horno, combustible y peso del fallecido. Esta cantidad equivale a las emisiones de un automóvil tras recorrer mil kilómetros. Considerando que mueren cerca de 70 millones de personas al año, y suponiendo que el 20% opta por la cremación, el resultado serían más de 2 millones de toneladas de carbono anuales, el equivalente a 4.5 millones de vuelos entre Nueva York y Londres.
Durante la pandemia, un estudio científico en 2021 alertó sobre el incremento de carbono emitido por las cremaciones masivas derivadas del covid-19 en la Ciudad de México, reforzando la urgencia de buscar alternativas más limpias.
“Reconocemos que nuestra actividad económica tiene un impacto muy fuerte en el medio ambiente. Y honrar la memoria de quienes fallecen tiene que ir de la mano con la sostenibilidad”, afirma Johana Estrada, gerente de operaciones de Capillas de la Fe en Colombia. Esta funeraria, presente en todo el país, ha ampliado su catálogo con opciones más ecológicas ante el creciente interés de sus clientes: “Es cada vez más común que pregunten otras formas de despedirse”, agrega.
Entre las alternativas que ofrece destaca la hidrólisis alcalina, también conocida como acuamación, un proceso que desintegra el cuerpo mediante agua caliente, presión y compuestos alcalinos como el hidróxido de potasio o sodio. En lugar del fuego, la técnica emplea calor entre 120°C y 160°C y reduce los tejidos blandos en tres horas, dejando solo los huesos, que se pulverizan posteriormente.
E
l método consume 90% menos energía que la cremación convencional, no libera mercurio ni metales pesados, y reduce los costos en un 40%. Sin embargo, en la mayoría de los países de la región —incluidos México, Costa Rica y Colombia— solo está autorizado para mascotas.
En México, la empresa Señoriales Corporaciones de Servicios apuesta por compensar las emisiones funerarias con una iniciativa marina única: integrar las cenizas de los difuntos en arrecifes artificiales de coral, en colaboración con la Fundación ReefBalls.
“Usamos la tecnología que ya tenían para reforestar el mar y añadimos la perla —de concreto y las cenizas— del fallecido”, explica Wilbert Oreza, gerente de marketing de la compañía. La fundación ha colocado más de 5,000 arrecifes en todo el mundo, y la funeraria mexicana ya ha instalado 320 en el Golfo de México, muchos de ellos adquiridos de forma anticipada.
“La gente lo pide porque a veces no sabemos bien cómo ayudar al medio ambiente. Esto es una forma de compensar las emisiones, de cubrir los restos del ser querido con vida”, añade Oreza. Además, el costo es similar al de una cremación tradicional, lo que hace de esta opción una alternativa accesible y con sentido ecológico.






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