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México tiene FISCALA

  • Redacción
  • hace 1 día
  • 2 Min. de lectura

A veces los cambios históricos no llegan entre fanfarrias, sino entre silencios tensos. Ayer, en el Senado, México dio un giro que parecía imposible: Ernestina Godoy Ramos fue nombrada FISCALA General de la República, la primera mujer en ocupar el cargo desde que la institución nació como órgano autónomo. Y lo hizo en el momento político más delicado de los últimos años: justo después de la salida de Alejandro Gertz Manero y en medio de un reacomodo profundo en el sistema de justicia.


La oposición salió de inmediato a gritar “pérdida de autonomía”. Nada nuevo bajo el sol. Cuando la justicia toca intereses, los beneficiarios del viejo orden siempre hablan de persecución. Pero Godoy lo dijo con claridad quirúrgica en su primer mensaje: “No habrá persecución política, pero tampoco impunidad.”

No lo dijo como consigna. Lo dijo como advertencia.


Porque si alguien trae historial de poner orden sin ruido —y de incomodar a quien debe incomodarse— es ella. En la Fiscalía de la Ciudad de México destapó redes de corrupción inmobiliaria, reabrió carpetas enterradas por décadas, persiguió a agresores sexuales con resultados tangibles y desmontó estructuras criminales que operaban al amparo del poder. Esa eficacia le ganó respeto entre víctimas… y miedo entre los poderosos. No sorprende que los mismos que hoy la atacan sean los mismos que temblaron cuando empezó a revisar expedientes que parecían intocables.


Por eso su llegada a la FGR pesa. No es un trámite; es una señal.


Y aquí entra un dato que pasó de largo en la discusión pública, pero que tiene enorme relevancia política: con Ernestina Godoy como fiscala y Omar García Harfuch como secretario de Seguridad, la presidenta Sheinbaum revive el dúo dinámico con el que logró reducir todos los índices de inseguridad en la CDMX. Un binomio probado, disciplinado y eficaz que en su momento fue modelo nacional. Hoy, reactivado a nivel federal, vuelve a colocarse como eje de la estrategia de seguridad.


La expectativa es alta: que Godoy ponga orden donde Gertz dejó rezagos inadmisibles.

Y no son pocos.

El país necesita respuestas y necesita verdad:

• el caso Ayotzinapa, desmantelado por intereses oscuros,

• la red nacional de factureros que ha drenado miles de millones del erario,

• la evasión fiscal sistemática de oligarcas que han construido imperios a costa del país —incluido Ricardo Salinas Pliego, que debe más impuesto que muchos municipios enteros.


A eso llega la fiscala: a abrir expedientes que llevan años congelados y a demostrar que la justicia no es un arma… sino un deber.


Mientras la oposición insiste en que todo es control político, lo que realmente les incomoda no es su cercanía con la presidenta, sino su eficacia, su disciplina y su historial persiguiendo corrupción venga de donde venga. Lo saben: Godoy no grita, pero actúa. No posa, pero entrega. Y eso, en un país donde la impunidad fue sistema, es revolucionario.


México tiene fiscala.

Tiene a una mujer que entiende la justicia no como espectáculo, sino como responsabilidad democrática.

Y tiene, por primera vez en décadas, un eje de seguridad coordinado, probado y sólido.


En México es tiempo de mujeres. Y hoy, por fin, tenemos FISCALA.




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