México podría tener su primera supercomputadora en 2026
- Redacción
- 3 oct
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La secretaria de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), Rosaura Ruiz, anunció que la “supercomputadora mexicana” podría estar operativa el próximo año, siempre que avancen las negociaciones con varias universidades, entre ellas la Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad de Sonora, y se obtengan los recursos necesarios para construir esta plataforma tecnológica, considerada esencial en la era de la inteligencia artificial (IA).
El proyecto, descrito por la funcionaria como un “ecosistema de cómputo”, tendría una capacidad estimada de entre cuatro y cinco petaflops, es decir, podría realizar aproximadamente cinco mil billones de cálculos por segundo. Según Ruiz, estos sistemas son clave para desarrollar programas de prevención de desastres naturales —como huracanes y terremotos—, avanzar en investigaciones sobre enfermedades como el cáncer y fomentar proyectos de protección ambiental.
Actualmente, México enfrenta el reto de fortalecer su infraestructura en procesamiento de datos mediante supercomputadoras, un área en la que países como Estados Unidos lideran con sistemas que alcanzan exaflops, equivalentes a mil petaflops. La supercomputadora más potente del mundo es El Capitán, con 1.74 exaflops. En América Latina, Brasil concentra la mayoría de estos equipos, con nueve de las diez más grandes, mientras que Argentina posee una más, cuya capacidad máxima es de 250 petaflops.
Durante una rueda de prensa en la Casa de América en Madrid, en el marco del programa Tribuna Efe, Ruiz señaló que México ya recibe asesoría de expertos españoles en supercomputación, quienes participaron en el desarrollo del superordenador MareNostrum en Barcelona, que llegó a ser la octava del mundo y la más potente de Europa con 19 petaflops. “Ellos nos están asesorando y nos han ofrecido ese apoyo para que México tenga una supercomputadora de las medidas que se puedan”, explicó la funcionaria.
Ruiz agregó que se evalúan las capacidades existentes de instituciones como la UNAM y la Universidad de Sonora, que podrían integrarse y potenciarse con recursos gubernamentales. Sobre los plazos, la secretaria precisó: “Tal vez el año que entra ya podríamos tener algo, la cosa es tener los acuerdos con las distintas universidades porque este proyecto lo debe coordinar el gobierno pero con la participación de las instituciones académicas”.






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