📰 Indignarse no se compara

Cada vez que alguien alza la voz por Palestina, no falta quien salga con el mismo discurso gastado: “¿Y por qué no te indignas por lo que pasa en México?”. Como si la empatía tuviera cupo limitado, como si dolerse por un genocidio a miles de kilómetros fuera un lujo o una distracción.

Ese argumento es, en el fondo, un acto de cinismo. Nadie que tenga un mínimo de sensibilidad confunde los contextos. En México hay violencia, sí; hay crimen organizado, sí; y hay gobiernos que deben seguir dando resultados, también. Pero lo de Palestina no es un tema de seguridad pública: es el exterminio sistemático de un pueblo. Es un Estado con todo el poder militar aplastando a una población civil cercada, desarmada y hambrienta.

Reducir esa tragedia a una competencia de desgracias es una forma de deshumanizar. La empatía no se reparte por territorios, se ejerce o no se ejerce. Indignarse por Palestina no significa ignorar a Sinaloa o a Tamaulipas; significa entender que hay escalas distintas del horror y que todas, desde su lugar, nos interpelan como seres humanos.

Y sí: la 4T tiene la responsabilidad de garantizar seguridad y lo está haciendo con una estrategia que, por primera vez, no solo dispara balas, sino que busca atender las causas. Pero eso no invalida la indignación por Gaza. Indignarse ante el genocidio no es un acto político: es un acto humano.

Lo que ocurre hoy en Palestina recuerda a los peores capítulos de la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo se hizo de la vista gorda mientras millones eran aniquilados. No se trata de comparar dolores, sino de reconocer cuándo la historia vuelve a repetirse.

Por eso, cuando alguien te diga “¿y por qué no te indignas por México?”, respóndele

con calma: porque indignarse no se compara. Porque dolerse por el otro no divide, nos une. Y porque en EpicentroMX creemos que la empatía no conoce fronteras.

El eco de esa indignación también tiene un punto de origen.

Y ese punto —como todo lo que mueve— está en el epicentro.

EpicentroMx.