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“AMLO: La reaparición en medio del reacomodo del poder”

  • Redacción
  • hace 5 días
  • 2 Min. de lectura

En política no hay casualidades, hay sincronías. Y ayer, justo cuando el país asimilaba la salida del fiscal Alejandro Gertz Manero y la llegada de Ernestina Godoy como nueva fiscala en funciones, reapareció Andrés Manuel López Obrador. No en plaza pública, no en un mitin, sino desde Palenque, mediante un video y un libro, como quien coloca una ficha precisa en el tablero: sin estar, está.


El mensaje vino acompañado de una frase que resonó con fuerza: “Hay que apoyar mucho a la Presidenta, porque todavía es temporada de buitres, hay zopilotes y halcones.”

En un México donde “halcones” no se dice en vano, la frase se sintió como una advertencia. Más aún cuando, en días recientes, varios líderes del movimiento —incluido su propio hijo, espiado en Japón— han sido exhibidos públicamente por grupos interesados en fracturar, provocar o debilitar al gobierno. AMLO no señaló nombres, pero dejó claro que los ojos del movimiento deben mirar hacia arriba y hacia dentro.


Su reaparición no fue un acto nostálgico ni un capricho emocional. Fue un gesto político en el momento exacto: el día en que se reconfigura el aparato de justicia, cuando el viejo fiscal que llegó con él deja su lugar y cuando una nueva etapa, políticamente más afinada con el presente, comienza en la Fiscalía General. Frente a ese reacomodo, AMLO salió a decir: no estoy de regreso… pero tampoco estoy tan lejos.


Su discurso también fijó una frontera: dice que está retirado, que no volverá a mítines ni giras, que su retiro no es una simulación. Pero dejó abierta una puerta con tres hipótesis bajo las cuales sí regresaría a las calles: si se amenaza la democracia, si se vulnera la soberanía o si se intenta descarrilar la transformación. Y aquí está el verdadero nudo político: ¿quién define cuándo se cumplen esas hipótesis?

Él mismo. Su criterio. Su concepción. Su lectura del momento.


Ese margen interpretativo no es menor: convierte a AMLO en un actor latente, de presencia intermitente, capaz de reactivar movilización cuando considere que el proyecto —o su visión del proyecto— está en riesgo. Es el retorno del guardián simbólico del movimiento.


Y junto con eso, se presentó Grandeza, un libro que no solo reivindica a los pueblos originarios, sino que busca anclar una narrativa de identidad profunda, de origen, de historia larga. Mientras la nueva administración reordena instituciones y define su propio sello, AMLO parece querer definir la raíz: quiénes somos, de dónde venimos, por qué luchamos.


No es un regreso. Es una alineación. Una señal. Un recordatorio de que, en esta disputa por la siguiente fase del poder, él también quiere marcar tono, ritmo y relato.


Porque mientras Gertz sale, la fiscala Godoy entra, las facciones se mueven, los buitres rondan y los halcones vigilan, López Obrador reaparece para decir que sigue atento, que no interviene… pero que tampoco suelta su papel como guardián del movimiento.


Vienen semanas intensas.

Se mueven las piezas, se redibuja la justicia, se tensa la política.

Y AMLO, desde la tranquilidad tropical de Palenque, decide hablar.


Tengamos las palomitas listas: cuando un animal político de ese tamaño se mueve, no hace ruido… provoca tormentas.


EpicentroMX

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