top of page

La inyección que promete el cuerpo perfecto: moda, riesgo y realidad

  • Redacción
  • 7 oct
  • 2 Min. de lectura

ree

De pronto, todo el mundo habla de una jeringa. Influencers, celebridades y hasta vecinos comentan sobre la “inyección milagrosa” que promete adelgazar sin gimnasio ni dieta. Su nombre es Ozempic —o alguna de sus hermanas con semaglutida—, y se ha vuelto el nuevo fetiche del cuerpo perfecto. Pero, ¿qué hay detrás de esta moda médica que se inyecta entre likes, hashtags y expectativas irreales?


El fármaco nació con otro propósito: tratar la diabetes tipo 2. Sin embargo, su efecto en la pérdida de peso lo catapultó a la fama. Lo que empezó como un avance médico terminó convertido en un símbolo estético. Hoy, clínicas, consultorios y hasta spas ofrecen “protocolos” con estas inyecciones. Y mientras las redes celebran resultados en semanas, los médicos advierten: no es magia, es química potente.


En el documental de DW, especialistas en endocrinología explican lo que la tendencia ignora: no existen estudios de largo plazo sobre los efectos de la semaglutida en personas sanas, y el uso sin control puede alterar el metabolismo, generar dependencia o provocar rebotes severos al suspenderlo. Lo que muchos llaman “éxito” es, en realidad, una fase temporal del cuerpo sometido a un medicamento para diabéticos.


El boom del Ozempic refleja un síntoma más profundo: vivimos en una cultura que confunde bienestar con delgadez y resultados estéticos con salud. Las redes, al amplificar la imagen del “antes y después”, convierten un tratamiento médico en un producto de consumo inmediato. Y cuando los cuerpos se vuelven tendencia, la salud pasa a segundo plano.


Sobre el tema, la doctora Fátima Fernández, directora de la afamada clínica Tretze Beauty Sculpting, en la colonia Roma, recomienda que quienes decidan someterse a este tipo de tratamientos lo hagan únicamente con profesionales de la salud que puedan ofrecer un enfoque integral


“Debe ser un tratamiento multidisciplinario —advierte—, que incluya acompañamiento nutricional, psicológico y médico. Solo así se evitan efectos secundarios graves y el riesgo de regresar a estados peores que el inicial.”

ree

Desde las clínicas responsables se insiste en otra narrativa: bajar de peso no es solo perder kilos, sino recuperar equilibrio. Los tratamientos con semaglutida deben combinarse con cambios de hábitos, seguimiento médico y educación en bienestar. Porque la belleza sin salud es solo apariencia; y la medicina sin ética, solo negocio.


No hay milagros en una jeringa, hay decisiones.

Y si algo urge en estos tiempos de filtros y promesas exprés, es recuperar la sensatez antes de dejarnos inyectar la ilusión.

Comentarios


© Copyright 2025 Todos los derechos reservados.

bottom of page