Del altar al corazón: el origen prehispánico del pan de muerto💀
- Redacción
- 28 oct
- 2 Min. de lectura

Cada 1 y 2 de noviembre, durante la celebración del Día de Muertos, las familias mexicanas preparan ofrendas para recibir a sus seres queridos que, según la tradición, regresan al mundo terrenal. Entre flores de cempasúchil, velas e incienso, uno de los elementos más importantes del altar es el pan de muerto, un alimento lleno de historia y simbolismo.
Este pan, característico por su forma redonda y decorado con masa en forma de “huesitos”, representa los huesos de los fieles difuntos. Aunque hoy existen versiones modernas con rellenos y sabores variados, el pan tradicional se elabora con harina de trigo, azúcar, huevos, anís y ajonjolí, ingredientes que mantienen viva la esencia ancestral del platillo.
🌽 Un origen que se remonta al México prehispánico
De acuerdo con Erika María Méndez, maestra en antropología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, el origen del pan de muerto se remonta a la época prehispánica, cuando se elaboraba un pan de amaranto y maíz seco y tostado llamado “mariposa” o “papalotlaxcalli” (pan de mariposa), que era ofrecido a los dioses como símbolo de respeto y vida.
Durante la Conquista, los españoles, “espantados por los sacrificios humanos” practicados por los pueblos indígenas, sustituyeron esas ofrendas por un pan de trigo bañado en azúcar pintada de rojo, que simbolizaba el corazón y la sangre del sacrificado, según explica el Gobierno de México.
Fue hasta mediados del siglo XX cuando este pan comenzó a documentarse en libros de cocina mexicana, consolidándose como uno de los alimentos más representativos de la festividad.
💀 El significado detrás de su forma
Cada parte del pan de muerto tiene un sentido espiritual:
La forma circular simboliza el ciclo de la vida y la muerte.
La bolita superior representa el cráneo o una lágrima.
Los “huesitos” de masa evocan los huesos de los difuntos.
El sabor a azahar simboliza el recuerdo y la esencia de quienes ya partieron.
🕯️ Un símbolo de unión y ofrenda
Más allá de su sabor, el pan de muerto representa un acto fraternal de ofrecimiento. La Iglesia lo asocia con el “Cuerpo de Cristo”, y su presencia en el altar es indispensable para honrar a los que ya no están. En cada hogar, su aroma y su forma recuerdan que la muerte no es el final, sino parte de un ciclo donde la memoria mantiene viva la conexión con nuestros seres queridos.






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