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🔭 Científicos captan por primera vez el nacimiento de una supernova

  • Redacción
  • 12 nov
  • 2 Min. de lectura

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Por primera vez en la historia, astrónomos lograron observar las primeras fases de una supernova —el proceso explosivo que marca la muerte de una estrella—, un acontecimiento considerado una de las mayores proezas astronómicas debido a la dificultad de captar el momento exacto en que ocurre la detonación.

El fenómeno fue detectado el 10 de abril de 2024 y estudiado mediante el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), ubicado en Chile. La explosión ocurrió en una estrella con una masa 15 veces mayor que la del Sol, situada en la galaxia NGC 3621, a unos 22 millones de años luz de la Tierra, en dirección a la constelación de Hydra.


Una explosión con forma de aceituna

El equipo de investigadores, encabezado por el astrofísico Yi Yang de la Universidad Tsinghua en China, logró captar la explosión apenas 26 horas después de su detección inicial y 29 horas después de que el material interno de la estrella atravesara su superficie.

Lo que observaron fue una estrella rodeada por un disco de gas y polvo en su ecuador, con la explosión empujando violentamente el material hacia el exterior. Este fenómeno distorsionó la forma de la estrella, asemejándola a una aceituna vertical, en lugar de una explosión esférica.

“La geometría de la explosión de una supernova proporciona información fundamental sobre la evolución estelar y los procesos físicos que conducen a estos fuegos artificiales cósmicos”, señaló Yi Yang, autor principal del estudio publicado en la revista Science Advances.

Un misterio cósmico que comienza a resolverse

Yang explicó que los mecanismos exactos detrás de las explosiones de supernovas de estrellas masivas, con más de ocho veces la masa del Sol, “siguen siendo objeto de debate y constituyen una de las cuestiones fundamentales que los científicos quieren abordar”.


Según los expertos, la estrella protagonista de esta explosión era una supergigante roja de unos 25 millones de años, una vida relativamente corta en comparación con la del Sol, que supera los 4,500 millones de años y aún le quedan varios miles de millones más.

En el momento de su explosión, la estrella tenía un diámetro 600 veces mayor que el del Sol.


Parte de su masa fue lanzada al espacio y el resto, según el astrofísico Dietrich Baade del ESO, pudo haberse convertido en una estrella de neutrones, un cuerpo extremadamente denso que queda como vestigio de estos cataclismos estelares.

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