Ateneo: el club que transforma el temor a hablar en público en liderazgo
- Redacción
- 18 nov
- 2 Min. de lectura

Existe un curioso efecto postpandemia —<<<y probablemente también generacional— que ha hecho que muchas personas sientan miedo o incomodidad ante la interacción social, especialmente al expresarse frente a varios interlocutores. Este fenómeno ha provocado que habilidades esenciales, como hablar en público o sostener una conversación colectiva, sean cada vez menos comunes.
Aunque hay carreras profundamente ligadas al arte de la oratoria —como el Derecho—, esta capacidad parece haberse relegado a un segundo plano, pese a ser una de las herramientas más poderosas, antiguas y determinantes para el ejercicio profesional.
En ese escenario, la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco mantiene vivo el interés por la expresión oral mediante el Club de Oratoria “Ateneo”, una iniciativa con dos años de trayectoria que promueve el complejo arte de la palabra entre los estudiantes.

Con sus actividades, el club refuerza la formación académica y recupera la esencia del diálogo, la argumentación y la confianza para hablar ante los demás: valores que hoy, más que nunca, merecen ser rescatados. El club tiene una visión fundamental: formar futuros líderes conscientes de la fuerza de su voz. Su propósito no se limita a reunir personas que hablen con elocuencia o sin miedo escénico; por el contrario, el Ateneo reconoce que el temor a hablar en público no es una debilidad, sino el punto de partida para crecer.
La verdadera fortaleza del club radica en quienes, a pesar del miedo, deciden enfrentarlo y transformarlo en una oportunidad para comunicar con pasión, convicción y propósito. En ese proceso, los estudiantes no solo aprenden a expresarse mejor, sino a liderar con empatía y autenticidad, esenciales para quienes buscan generar un cambio real. Como consecuencia, cada evento que el club organiza persigue ese mismo ideal: brindar un espacio donde las voces jóvenes puedan descubrir su potencial y atreverse a surgir.

El próximo debate busca precisamente eso: dar protagonismo a quienes aún no encuentran la seguridad de hablar ante los demás, pero poseen ideas dignas de ser escuchadas. Porque, como bien expresa el lema del Club de Oratoria Ateneo, “todo gran orador fue un mal orador en sus inicios”, y en cada palabra temblorosa se encuentra el principio de una voz capaz de transformar.








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